18 de septiembre de 2015

PROBLEMAS DE AUTORÍA DE "EL CONDENADO POR DESCONFIADO". ( III ).


En la PARTE II de esta entrada hemos hablado de la atribución que se ha venido haciendo a Tirso de Molina de la obra "El condenado por desconfiado". En esta PARTE III vamos a exponer las propuestas que se han hecho de paternidad a:
● Félix Lope de Vega (1.562-1.635),
● Antonio Mira de Amescua (1,577.1.644),
● el conquense fray Alonso Remón (1,561-1.632),
● Juan Ruiz de Alarcón (1.580-1.639),
● y Andrés de Claramonte (1.560-1.626).

De todas ellas, hoy sólo se mantiene viva la última, la de Andrés de Claramonte, junto a la primaria de Tirso de Molina. Veámoslas.

● ATRIBUCIÓN A LOPE DE VEGA.

Ya en 1.878 MANUEL DE LA REVILLA (1.846-1.881) propuso que era Lope de Vega el autor de “El condenado por desconfiado”, en un artículo publicado en “La ilustración Española y Americana” (pp. 411-414), como hemos referido en la PARTE II de esta entrada. Para no repetir su propuesta, exponemos el resumen que hizo Cotarelo de ella, indicando que se basó en:

“que Téllez no rayó muy alto en los dramas religiosos; que en “El convidado” tiene escasa intervención el elemento cómico; la ninguna parte que en él alcanza la pintura de costumbres; el lugar secundario otorgado a los personajes femeninos, cosas no comunes en el teatro de Tirso, y cita los siguientes versos, que se hallan en el acto segundo, escena tercera:
ANARETO.-
Pues, Enrico, como viejo
te quiero dar un consejo.
No busques mujer hermosa,
porque es cosa peligrosa
…………………………
Y nunca entienda de ti
que de su amor no te fías,
que viendo que desconfías,
todo lo ha de hacer así.
Con tu mismo ser la iguala:
ámala, sirve y regala,
con celos no la des pena,
que no hay mujer que sea buena
si ve que piensas que es mala.
Cuyos versos son iguales a estos otros que hay en el “
Remedio en la desdicha” (acto primero, escena novena), comedia de Lope de Vega:
NARVÁEZ.-
Aunque soy cristiano, en fin, te he de dar mi parecer:
Mira no entienda de ti
Que de su amor no te fías,
Que en viendo que desconfías,
Todo lo ha de hacer ansí.
Amala, sirve y regala;
Con celos no la des pena,
Que no hay mujer que sea buena
Si ve que piensan que es mala.
Después de esto, y notando que Lope no pudo ser plagiario, porque “
El Condenado” se publicó el año mismo de su muerte, y que Tirso tampoco tuvo fama de serlo, concluye por afirmar que “El condenado” es del primero, de Vega".
[Cotarelo y Mori, E.- Tirso de Molina. Investigaciones bio-bibliográficas. Madrid, 1.893, pp. 102-104]

Por tanto, la especulación de La Revilla, en sus propios términos, sería:

"supongamos que Lope es el autor de “El Condenado por desconfiado”, y todo se explica satisfactoriamente. No es caso peregrino que un escritor se copie a sí mismo, con intención o sin ella, y mucho menos tratándose de autor tan fecundo como Lope. Nada de extraño tiene que se le ocurriera como cosa nueva, al escribir “El Condenado”, lo que años antes había escrito en “El Remedio en la desdicha”, o que gustándole los versos precitados, tuviese especial complacencia en reproducirlos; cosa más probable por la circunstancia antes mencionada de haberlos acomodado a una nueva combinación métrica.
Se dirá, empero, que si
“El Condenado” desentona un tanto en el teatro de Tirso, otro tanto acontece si lo atribuimos a Lope. Si tal reparo se funda en la falta de profundidad que a Lope suele achacarse, es infundado, a nuestro juicio. Sus “Autos sacramentales”, sus “Rimas sacras” y sus “Soliloquios” muestran cumplidamente cuan alto rayaba el fervor místico de Lope, y cuan capaz era de elevadas concepciones religiosas. Y no menos lo atestiguan sus comedias místicas y de santos, en alguna do las cuales (“El cardenal de Belén” ) parece descubrirse la misma mano que trazó los mejores pasajes de “El Condenado”.
Otro dato importantísimo corrobora nuestra presunción de que
"El Condenado" es obra de Lope. En la comedia de éste, titulada: “La buena guarda”, fundada en la tradición popular que reprodujo Zorrilla en su “Margarita la tornera”, Cristo se aparece en forma de pastor para llamar al buen camino a la monja Dª Clara, fugada del convento con su amante. La semejanza que en su fondo y forma presenta esta escena con las dos de “El Condenado”, en que un ángel pastor intenta volver a Paulo a su vida penitente, es verdaderamente extraordinaria, pues no sólo la situación es la misma, sino gran número de pensamientos e imágenes, que casi con las mismas palabras se repiten en ambas producciones. Coincidencia es ésta que tampoco puede explicarse satisfactoriamente sin admitir la hipótesis que proponemos.
El problema, pues, queda planteado de esta suerte: o Tirso fue un plagiario, o
“El condenado por desconfiado”, que sin pruebas decisivas se le atribuye, pertenece a Lope de Vega. A nuestro juicio, las notables semejanzas señaladas entre “El Condenado” y las obras precitadas de Lope deben pesar más en la balanza de la crítica que las vagas conjeturas en que se han fundado los que han atribuido obra semejante a Tirso de Molina. Nada se opone, además, a que sea de Lope tan peregrino drama; pues ni era incapaz de remontarse a tales alturas el autor de “La Estrella de Sevilla”, ni en escritor tan fecundo y que con tanta precipitación escribía sus obras deben extrañar las incorrecciones y descuidos que ofrece el texto de “El Condenado”, cuyo estilo y versificación ofrece, por otra parte, notables semejanzas con los de Lope, más aún que con los de Tirso de Molina.
Nos atrevemos, pues, a aventurar con las debidas reservas, y sin perjuicio de escuchar los reparos y observaciones de la crítica, que
“El condenado por desconfiado” no fue escrito por Tirso de Molina, sino que debe ser una de las comedias de Lope que desgraciadamente no llegaron a nuestra noticia, y que fue incluida en la “Segunda Parte” de las comedias de Tirso, como lo fue “La Mujer por fuerza”, que por obra de Lope tienen autoridades tan respetables como los Sres. Hartzenbusch y la Barrera”.
[Revilla, Manuel de la.- “El condenado por desconfiado, ¿es de Tirso de Molina?”, in La Ilustración Española y Americana, XXIII (1.878), 22/06/1878, pág. 414.]

Esta manifestación fue aceptada por JULIO CEJADOR Y FRAUCA (1.864-1.927), quien calificó la obra como "esperpento-teológico-místico-artístico", y denigró al autor diciendo que "amontona disparates sobre disparates en materia de teología (...) Ha oído campanas y no sabe dónde...", y una colección más de despropçositos.
[Cejador y Fracua, J..- “El condenado por desconfiado”, in Revue Hispanique, LVII, nº 131 (1.923), pp. 127-159.]

● ATRIBUCIÓN A MIRA DE AMESCUA.

Recordemos que fue el propio Menéndez Pelayo el inductor de esta vía, diciendo que:

"No siendo de Tirso "El condenado", si averiguásemos que lo escribió Mira de Amescua, único entre los autores de segundo orden que podía imaginar algo semejante, habría que colocarle, por esta sola obra, entre nuestros primeros poetas dramáticos".
[Menéndez Pelayo, Marcelino.- Calderón, dramas religiosos. Madrid: Aldus, 1941, pág. 201].

A. Valbuena, que llegó a ser editor desde 1.926 del teatro religioso de Mira de Amescua [Valbuena Prat, A. (ed.).- Mira de Amescua. Teatro I. El esclavo del demonio,. Pedro Telonario. Madrid, La Lectura, 1.926] llegó a plantearse, sin afirmar taxativamente, la posibilidad de que "El condenado por desconfiado" fuera de éste:
"¿Hay motivos para atribuir a Tirso "El condenado"? Creemos que no. Las razones de estilo desvían del género dramático de Tirso. Éste, salvo en 'El mayor desengaño', cuyo desenvolvimiento es completamente aparte de nuestra comedia, no demostró preocupación teológica en su teatro. Realizó, sí, como hemos visto, un tipo de comedia bíblica y de santos, cuyo tono humano y religiosidad popular superficial, son lo más contrario a los hondos problemas de esta pieza. La ausencia de intriga femenina esencial -a diferencia del papel importante que tiene en 'El mayor desengaño'-, la misma clase de versificación -presencia de las endechas que suelen encontrarse en las comedias dudosas-, y sobre todo la falta de lo más típico del lenguaje y estilo brillante, rico y enrevesado del autor -que en cambio se halla presente en 'El burlador'-, nos inclinan a separarnos de la atribución a Tirso, que por otra parte comparten conmigo buenos conocedores de la escena española. No niego en absoluto, la posibilidad; pero sí insisto, en que, tal como se halla la investigación de nuestra comedia, hoy por hoy, lo más razonable es asignar la no probabilidad de la atribución. El argumento de Menéndez Pelayo, de que sólo Tirso pudo escribir el drama, por ser negativo carece de valor, y aun como criterio de autoridad -que nunca aceptaríamos, porque los problemas de investigación no se resuelven dogmáticamente-, tampoco denota fijeza, ya que en una ocasión el polígrafo se había expresado en términos mucho menos seguros [citando a Amescua, como posibilidad de atribución, en el caso de rechazar la de Tirso]. ¿Por qué no resignarnos, mientras futuras investigaciones no demuestren otra cosa, a ver en 'El condenado' la posible obra de un fraile, acaso amigo de Tirso, que prefirió vivir en el anonimato como autor dramático, a consignar su opinión en el problema de la predestinación y la gracia? Pero sea quien fuere el autor, nos encontramos con un drama importante (...) De haber más base de la que actualmente existe para pensar en Amescua como autor de "El condenado", sería ésta su obra capital".
[Valbuena Prat, Ángel.- Historia de la Literatura Española. Vol. III. Siglo XVII. Barcelona, Gustavo Gili, 1.981, pp. 576-577 y 580]

Pero quien sí lo afirmó sin vaguedades fue Zeitlin, buscando posibles relaciones con “El esclavo del demonio” de Mira de Amescua.
[Zeitlin, M. A., «El condenado por desconfiado y El esclavo del demonio», in Modern Language Forum, XXX, 1-2 (1945), pp. 1-5.
_______________ .- «Cuatro palabras más sobre el probable autor de El condenado por desconfiado», in Anales de la Facultad de Filosofía y Educación de Santiago de Chile, I, 2-3 (1965), pp. 294-298.]

Mas sus hipótesis fueron descartadas tras el análisis de Vern Williamsen.
[Williamsen, Vern.- «The Versification of Mira de Amescua's Comedias», in Studies in Honor a Ruth Lee Kennedy. Estudios de Hispanófila. Madrid, Castalia, 1977, pp. 151-167].

● ATRIBUCIÓN A FRAY ALONSO REMÓN.

Esta es la propuesta del padre José López Tascón: que fray Alonso Remón es el autor de "El condenado por desconfiado", un mercedario conquense que fue famoso dramaturgo de la escuela de Lope de Vega, al que se le atribuyen más de doscientas obras, muy valorado en la época, y que fue nominado o conocido desde la época de Cervantes a acá como "Ramón".
De su fama nos dejaron eco celebridades como Cervantes, Lope o Quevedo.
En el "Viaje al Parnaso" se nos dice de él que era:

Un licenciado de un ingenio inmenso
Es aquél, y aunque en traje mercenario,
Como a señor le dan las musas censo.
Ramón se llama: auxilio necesario
Con que Delio se esfuerza y ve rendidas
Las obstinadas fuerzas del contrario.


Y, Lope de Vega, en el "Laurel de Apolo", así:
Fray Alonso Ramón, puesto que olvida
Las musas por la historia,
Cuenca le ofrezca duplicada gloria,
A sus letras debida,
Pues le ha dado más frutos, más tesoro
Si los libros son más que plata y oro,
Entrando más por ti, dichoso Júcar,
Que a España por la Barra de Sanlúcar.

[Cfr.: Serna, Ven.- "Observaciones sobre el arte de Alonso Remón, dramaturgo lopista", in AIH. Actas, II (1.965), pp. 592-597.]

Nos dice el padre José López Tascón, dando por válidos algunos de los juicios emitidos por Revilla, tras hacer un análisis comparativo de las obras de Alonso Remón con "El condenado por desconfiado", que:

"substituyamos a Lope por un poeta lopesco del seiscientos, y estaremos conformes casi en absoluto con Manuel de la Revilla. El autor del drama está en posesión de una mente poderosísima, de una moralidad austera y conmovida, de una pluma vigorosa y fácil, pero no muy pagada de galanuras y atildamientos. Dice las cosas con energía y llaneza, una llaneza frontera a veces del descuido y la incorrección. Ese poeta lopesco es indudablemente Alonso Remón, 'varón omniscio' en sentir de Nicolás Antonio, escritor fecundísimo 'de admirable facilidad y destreza' para elaborar libros y opúsculos, que él llamaba su 'faena diaria', pensador de fuera, moralizador severo y hasta ceñudo... Todo esto ya lo sabemos. En la 'Guía y aviso de forasteros', en 'El filósofo del aldea' y en otras obras aboga Alonso Remón por el lenguaje y el estilo empleados en el drama (...).
Es curioso que Emilio Cotarelo afirme de la prosa de 'El filósofo del aldea' lo que había afirmado Revilla de la poesía de 'El condenado': «el lenguaje y el estilo del alférez no son muy correctos, ni escogidos, aunque sí castizos y naturales». Y echa de menos un hablar más pulido y elegante, y habla de descuidos que tal cual vez afean su lenguaje(...)
Alonso Remón es sin disputa el más lopesco de los contemporáneos del Fénix(...)
¿Y nos explica Alonso Remón las imitaciones y plagios lopescos de 'El condenado', inexplicables en un Tirso de Molina? (...)"

[”El condenado por desconfiado y fray Alonso Remón”, in Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, 1.934 (fasc. IV), 1.935 (fasc. I, II y III), y 1.936 (fasc. I y II)]

Empero, esta propuesta no ha tenido eco en la crítica.

● ATRIBUCIÓN A ANTONIO RUIZ DE ALARCÓN.

Luis Fernández Guerra y Orbe atribuyó en 1.871 “El condenado por desconfiado” a Ruiz de Alarcón:

“porque no me atrevo a esforzar la vehementísima sospecha que abrigo de ser de Alarcón un admirable poema, que, a mi ver, sin fundamento bastante, se atribuye al maestro Tirso de Molina. Con nombre de “Segunda Parte” de los del insigne mercedario, recordará el lector que se publicaron doce comedias el año de 1.627, pero advirtiendo Tirso que únicamente cuatro de todas ellas le pertenecían, y no saber por qué habían dejado expósitas a las otras ocho sus padres tan ilustres. Respecto de tres es evidente la propiedad del maestro Téllez, y para la cuarta hay alguna que poder alegar mayor derecho que ‘El condenado por desconfiado’. Pero el sabio crítico D. Agustín Durán halló un libro con el nombre de un gran autor a su frente, y allí una gran comedia huérfana y sin padre; religioso el autor del libro, ascética la comedia. ¿Cómo no encauzar este ignorado y espumante Ródano hacia aquel insondable Océano del teólogo poeta? Sin embargo, debo confesar que leyendo ‘El condenado por desconfiado’, e inmediatamente ‘El Anticristo’ de Alarcón, me parecen dos gotas de agua, dos hermanas gemelas, dos obras de un mismo e indisputable autor”.
[Fernández Guerra y Orbe, Luis.- D. Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza. Madrid, Rivadeneyra, 1.871, pág. 415.]

● ATRIBUCIÓN A ANDRÉS DE CLARAMONTE.

Uno de los máximos defensores de la propuesta de que el autor de "El condenado por desconfiado" no es de Tirso, sino de Andrés de Claramonte, es Alfredo Rodríguez López-Vázquez, quien viene sosteniéndola y argumentando con datos desde el año 1.983.
[Rodríguez López-Vázquez, A..- "Andrés de Claramonte y la autoría de 'El condenado por deconfiado'", in Cauce, 6 (1.983), pp. 135-185.
______________(ed.).- Andrés de Claramonte. El burlador de Sevilla. Kassel, Reichenberger, 1.987.
______________ .- "La mujer por fuerza, El condenado por desconfiado y El burlador de Sevilla, tres comedias atribuidas a Tirso de Molina", in Castilla. Estudios de Literatura, 1 (2.010), pp. 131-153.]
]

A. Rodríguez deja claro, primero, las razones para descartar la autoría de Tirso de Molina, de "El condenado por desconfiado", como son:

Las analogías de parentesco realizadas por Blanca de los Ríos y otros, entre “El condenado por desconfiado” y ciertas obras de Tirso, se han realizado siempre sobre piezas de las que es dudosa también su autoría como han sido“El burlador de Sevilla” (?) o “La Ninfa del Cielo” (Vélez de Guevara). Este es un principio de error, pues no debemos utilizar obras de atribución dudosa para apoyar otra atribución dudosa.
• Es un hecho que prácticamente la generalidad de la crítica ha puesto en evidencia que ni estilística ni estadísticamente, puede establecerse un amplio porcentaje de coincidencia de "El condenado por desconfiado" con las obras de Tirso:
"en los estudios objetivos, hechos a partir de diferentes metodologías, 'El condenado por desconfiado' es la que menos, o una de las que menos corresponden al estilo tirsiano".
[Rodríguez López-Vázquez, A..- "Nuevas orientaciones en torno a la atribución de 'El condenado por desconfiado', in Cauce, 20-21 (1.997-1.998), pág. 972].
Ni los análisis de frecuencia léxica ni los análisis de usos métricos pueden relacionar esta obra con Tirso de Molina, como mostraron G. Morley y Bruerton y Vern Williamsen [en cambio, sostine A. Rodríguez que el cotejo métrico de "El condenado por desconfiado" con las obras de Claramonte "nos da una notable coincidencia"].
En cambio, sí hay coincidencias y paralelismos estructurales con "El gran rey de los desiertos San Onofre", de Claramonte, así como suele ser nula la presencia del diablo en Tirso y muy empleado por Claramonte, o el sistema de metáforas e imágenes empleado en "El condenado por desconfiado" concuerdan más con el murciano que con el madrileño.
• Suele hacerse referencia a que hay citados unos versos de “El remedio de la desdicha" de Lope, escrita en 1.596. No parece factible que “El Condenado por desconfiado” se hubiera escrito más de 30 años después de esos versos (ya que quienes esgrimen la autoría de Tirso fechan su composición entorno a 1.625), máxime cuando en la supuesta época de composición Tirso mantenía con Lope una relación distante y fría (en cambio, dice A. Rodríguez, Claramonte sí pudo hacerlo en el entorno a 1.605).
Si es cierto que el núcleo de la obra es la polémica “De auxiliis”, esto es, sobre el problema de la predestinación y el libre albedrío, tenemos que tener en cuenta que ésta se dio entre 1.582 y 1.607, época dela infancia y noviciado de Tirso de Molina, muy lejos de cuando supuestamente se elaboró la obra [no obstante, hay que decir que el padre Martín Ortúzar dice que Tirso se preparó para crear esta obra leyendo a autores de la Escuela de Salamanca. A lo que añade Trubiano que si la obra se escribió hacia 1.621, estaríamos en el momento en que Tirso estaba dando clases de Teología, y, por tanto, en un período en que debía hablar de la disputa].
• Añádase a ello, que Francisco Zumel, General de la Orden Mercedaria, apoyó la tesis dominica (con matices, pues consideraba que el hombre no es menos libre porque siga más a Dios, sino que es mucho más libre cuanto más cerca de éste se encuentra), frente a la supuesta defensa del autor de “El condenado por desconfiado”, que defiende la tesis molinista o jesuita, según Menéndez Pidal [aunque este asunto no parece estar claro, pues R. M. Hornedo y Martín Ortúzar, fundamentalmente, han considerado que se sigue el planteamiento de Zumel.
[Hornedo, Rafael M..- “El condenado por desconfiado no es una obra molinista”, in Razón y Fe, CXX (1.940), pp. 18-34.
_________ .- “La teología zumeliana de Tirso de Molina”, in Estudios Eclesiásticos, XXIV (1.950), pp. 217-236.
Martín Ortúzar, P..- “El condenado por desconfiado depende teológicamente de Zúmel”, in Revista Estudios, IV (1.948), pp. 7-41.
__________ .- “El condenado por desconfiado depende teológicamente de Zúmel. Nueva aclaración”, in Revista Estudios, (1.949), pp. 321-336.
Menéndez Pidal, Ramón.- “El condenado por desconfiado” de Tirso de Molina, in Estudios literarios. Madrid, Espasa-Calpe, 1.957, pp. 7-79].

• Incide este crítico, además, en que Andrés de Claramonte escribió en 1.613 una "Letanía moral", que es un conjunto de poemas a santos y condenados, en donde podemos hallar un poema dedicado a Caín, y que "curiosamente" desarrolla las ideas que nos encontramos en "El condenado por desconfiado". • Todo esto nos conduce a hablar de una fecha, entre 1.606 y 1.611, para la composición [aunque parece ser que la estructura métrica apunta a una época más tardía, entre 1.610 y 1.620].
• La referencia a Belarmino, que retrasaría la composición de la obra a más allá de 1.620 (cuando se escribió en latín el "Ars bene moriendi") o más allá de 1.624 (cuando se tradujo l castellano), pudiera ser un añadido de la época de representación y edición, dice A. Rodríguez [en cambio, le parece más sólida y que debió estar desde el principio la referencia a las "Vitae Patrum", que asocia con los componentes de San Onofre, San Antón y San Pablo ermitaño, de las obras de Claramonte]. Los versos a que se refiere (2.985-2.993) son:
Y porque es éste tan arduo
y difícil de creer,
siendo verdadero el caso,
vaya el que fuere curioso
(porque sin ser escribano
de fe de ello) a BELARMINO;
y si no, más dilatado en la VIDA DE LOS PADRES
podrá fácilmente hallarlo
.

Concluyendo:
"creo que podemos descartar a Tirso como posible autor de esta obra, y avalar el propio criterio del mercedario cuando apuntaba que ocho de las doce obras de la 'Segunda Parte' no son obra suya. Provisionalmente la atribución a Claramonte parece bastante sólida y su hipotética refutación tendría que asumir una forma distinta de la que hasta ahora ha servido para atribuir la obra a Tirso".
[Rodríguez López-Vázquez, A..- "Nuevas orientaciones en torno a la atribución de 'El condenado por desconfiado', in Cauce, 20-21 (1.997-1.998), pág. 978]

Para ello, analiza las posibles concomitancias con las obras de Claramonte, en análisis métrico, léxico, estilístico, construccional e ideológico.

Esta hipótesis, actualmente no está totalmente demostrada, como sí lo está del mismo crítico que "El burlador de Sevilla" es obra de Claramonte, de lo cual hablaremos en la entrada correspondiente a esa obra. Es por ello que el mismo investigador remarca en su edición de "El condenado por desconfiado", tal y como hemos hecho mención el la PARTE II de esta entrada, que la autoría debe trocarse por "atribución".
[Rodríguez López-Vázquez, Alfredo (ed.).- Tirso de Molina (atribuido a): El condenado por desconfiado. Luis Vélez: La ninfa del cielo. Madrid, Cátedra, 2.008.]


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